¿Recomendaciones para el parto de la gata? La gestación de una gata presenta algunas diferencias con respecto a la de una perra. En primer lugar, las gatas alcanzan su madurez reproductiva antes que las perras, aunque también puede haber variabilidad en la edad, especialmente en razas grandes como el Maine Coon o el Bosque de Noruega, que pueden tener un período de celo más tardío. Además, el período de celo en las gatas es estacional y poliédrico, lo que significa que su actividad reproductiva se produce en determinadas estaciones del año, relacionadas generalmente con las horas de luz y la temperatura.
Sin embargo, estos ciclos se ven afectados por el cambio climático, y dado que muchas gatas viven en interiores y están expuestas a luz y temperatura artificial, pueden presentar alteraciones en sus ciclos reproductivos.
Diferencias en el ciclo reproductivo de gatas y perras
Existen algunas diferencias notables entre el ciclo reproductivo de las gatas y el de las perras. Las perras suelen tener dos celos al año, cada seis meses, mientras que las gatas son poliestacionales y pueden tener varios celos durante la época reproductiva, e incluso pueden presentar celos continuos en algunos casos de estímulo hormonal constante. Esto aumenta la probabilidad de problemas en el aparato reproductor, como quistes ováricos o endometriosis quística en el útero, complicando así el parto de la gata.
Durante el celo, las gatas pueden mostrar cambios en su comportamiento, incluyendo maullidos característicos, levantamiento de la cola, restregamiento frecuente con las piernas de los cuidadores y micción más frecuente. Es importante tener en cuenta que las gatas son animales de ovulación.
Ovulación y gestación en el parto de la gata
En las gatas, la ovulación se produce solo después de la monta del macho, a diferencia de las perras, cuyo ciclo reproductivo está marcado por un aumento del tamaño de la vulva y la presencia de sangrado durante el celo. Una vez que la gata ha sido montada, se requiere un período de unos 25 días para poder realizar un diagnóstico ecográfico y confirmar si está embarazada.
Es importante tener en cuenta que la ecografía solo puede verificar si hay una gestación y que no es capaz de determinar el número de gatitos que se esperan. Además, durante la gestación, las gatas pueden experimentar la muerte de embriones o fetos, lo que puede provocar abortos o reabsorción temprana del tejido fetal sin que los dueños se percaten de que su gata estaba embarazada.
Cambios en la gestación de las gatas y posibles complicaciones
Durante la gestación de una gata, a partir del primer mes, se puede notar un aumento en el volumen del abdomen a medida que la matriz y los fetos crecen y retienen líquidos. Estos cambios pueden indicar una posible gestación, que se puede confirmar mediante radiografía al final del período de gestación.
La radiografía también puede ayudar a verificar el número y tamaño de los gatitos, así como a detectar posibles problemas en el parto de la gata, como fetos que se han consolidado de forma anómala y estrechan el canal del parto. En estos casos, puede ser necesario realizar una cesárea en la gata.
Es importante tener en cuenta que, al igual que con las perras, algunas razas de gatos con cabezas grandes y hocicos muy chatos pueden experimentar más problemas durante el parto de la gata. Para asegurar una buena alimentación para la gata y sus gatitos, es necesario brindarle una dieta adecuada durante todo el período de gestación. Además, si se produce un aborto tardío, es posible que se produzca la expulsión de los fetos, lo que permitiría su identificación.
Cuidados veterinarios y alimentación durante la gestación de una gata
Durante la gestación de una gata, es crucial seguir los consejos y medicación recetados por el veterinario, quien puede guiar a los dueños sobre qué medicamentos y dosis son seguras para la gata y sus fetos. La administración inadecuada de medicamentos puede provocar la muerte fetal o malformaciones que podrían ser incompatibles con la vida de los gatitos.
Además, la buena alimentación es esencial durante la gestación, ya que la gata consumirá mucha energía y necesitará una dieta adecuada para ella y sus gatitos. Si se acerca el momento del parto, es importante recordar que la preparación previa a la gestación también es fundamental.
Es valioso asegurarse de que la gata esté bien desparasitada tanto interna como externamente antes del parto de la gata para evitar la transmisión de parásitos a los gatitos una vez que nazcan. A medida que se acerca el final de la gestación, que dura aproximadamente dos meses, la gata experimentará un cambio en su comportamiento, buscando un lugar tranquilo y seguro para parir, fabricando sonidos y escondiéndose.
Algunos signos que indican que el parto de la gata se aproxima son la aparición de una pequeña descarga mucosa por la vulva cuando se abre el tapón mucoso del cuello de la matriz y una disminución en la temperatura corporal de la gata.
Recomendaciones finales para el parto de la gata
Es considerable estar atentos al proceso de parto de la gata, pero también dejar que la gata se sienta tranquila, ya que el estrés excesivo puede incluso detener el parto. En caso de complicaciones durante el parto, es necesario acudir al veterinario para recibir la atención necesaria y realizar los controles correspondientes.
Durante el parto de la gata, es importante permitir que la gata se sienta tranquila y que su proceso natural se desarrolle con cierto control. Una vez que los gatitos nazcan, la gata debería poder encargarse de ellos normalmente. En caso de que se presente algún problema durante el parto de la gata o en lo que se refiere a los gatitos, es necesario contactar con el veterinario para recibir orientación específica y saber cómo actuar en ese momento.
