Urgencias en pequeños animales: ¿Qué hacer?

Algunas veces nos podemos encontrar ante una situación que puede o no comprometer la vida de nuestro animal, pero ahí se puede presentar nuestra primera duda: ¿Es realmente urgente lo que le ocurre? , debería llamar al veterinario? Lo más importante es saber valorar la situación e intentar averiguar que es lo que ha podido ocurrir. Muchas urgencias son evidentes (atropellos, quemaduras, intoxicaciones, etc..) pero en otras ocasiones no lo son tanto. Ante todo esto no debemos olvidar la figura del veterinario, que será el que finalmente atenderá a nuestra mascota para asegurar que todo se han llevado a cabo de forma correcta y establecerá el tratamiento más eficaz para cada caso.

En primer lugar, hay que procurar tranquilizarle en la medida de lo posible para poder realizar cualquier manipulación, evitando cualquier estrés adicional. Debemos mantener la calma y tener en cuenta que puede estar dolorido y no estaría de más estar alerta ante una reacción como un posible mordisco o arañazo en señal de defensa.
Hablar con el veterinario SIEMPRE antes de administrarle cualquier medicamento (aspirinas, antibióticos, etc.) pensando que como a nosotros nos alivia también debería funcionar con él.

También hay que tener en cuenta que muchas urgencias son difíciles de proveer, pero en muchas ocasiones no es así. Así, por ejemplo, un correcto protocolo de desparasitación tanto interna como externa y de vacunación va a reducir en cierta medida la aparición de algunas situaciones que pueden llegar a comprometer la vida de nuestra mascota.
No hay que olvidarse de enfermedades como el parvovirus o el moquillo en perros, o el complejo respiratorio vírico felino, para los cuales existen vacunas eficaces, así como tampoco podemos dejar de lado a la Leishmaniosis o la Ehrlichiosis, las cuales son transmitidas por unos vectores muy desagradables, las garrapatas. Estos son solo unos pocos ejemplos de que los propietarios pueden hacer bastante para proteger a sus animales, simplemente con una serie de visitas anuales a su veterinario.

A continuación voy a describir las que a mi juicio son las urgencias más comunes y en las que una actuación del propietario decisiva puede ser vital para la supervivencia del animal:

1. Temperaturas extremas

Muy elevadas: Golpe de calor

Es típico en días muy calurosos, el perro o el gato permanece durante un periodo de tiempo relativamente largo en un lugar sin ventilación, como puede ser un coche. Lo más importante es restablecer la temperatura fisiológica a unos 37.5-39 . Para ello podemos usar alcohol 96 como terapia de choque e inmediatamente acudir a un centro veterinario.

Muy disminuidas: Hipotermia

Procurar que entre en calor inmediatamente ayudándonos de mantas o aparatos eléctricos que generen calor, para a continuación administrar agua con azúcar vía oral para incrementar su nivel de glucosa, que se afecta por ese descenso brusco de la temperatura.

2. Atropellos

Hay que considerar que puede estar politraumatizado ya sea con lesiones de órganos internos o heridas externas. Lo primero en que nos debemos fijar es si el animal respira o no y verificar que la lengua no ocluye la entrada del aire en las vías respiratorias. Si es así, abrirle la boca y tirar de la lengua hacia fuera. Si no respira podemos llevar a cabo un protocolo de resucitación realizando compresiones enérgicas y rítmicas a nivel del tórax para facilitar la salida del aire, y si esto no surte efecto podemos pasar a realizar una respiración boca a nariz, soplando suavemente por 3 segundos de 8 a 10 respiraciones por minuto.

Si presenta hemorragias podemos colocar un torniquete en la zona afectada, pero tener en cuenta que su presencia no se debe prolongar por más de 10-15 minutos, ya que podemos provocar falta de oxígeno en la zona afectada con la consiguiente necrosis tisular. En el caso de que la hemorragia sea de origen nasal o bucal, es muy importante acudir a un centro veterinario ya que su pronóstico puede ser grave al dificultarse la respiración.

Debemos tener en cuenta, que al igual que en los humanos, los sistemas orgánicos que van a determinar la supervivencia serán el sistema respiratorio y el cardiocirculatorio. Aunque el veterinario va a ser el que en última instancia va a valorar su grado de funcionalidad, podemos ayudar con un simple torniquete o apertura de la boca a un mejor restablecimiento de las funciones vitales.

Pero no hay que olvidar lo más importante: llevarle siempre atado y controlado para evitar sorpresas desagradables; mención especial merecen los gatos, también llamados paracaidistas, por su gran afición a las alturas. Y en último lugar, destacar que cualquier fractura ósea, salvo que se vea implicado el sistema nervioso, siempre es secundaria, y es lo “menos” grave que le ha podido suceder.

3. Intoxicaciones

El problema fundamental de este tipo de urgencias es que el número de antídotos existentes es muy inferior al número de tóxicos presentes en la actualidad. Para estas emergencias no está de más acudir al Instituto Nacional de Toxicología (915620420). Según cómo haya tenido lugar el contacto con el tóxico podemos clasificar la forma de tratar cada una de ellas:

Exposición ocular: lavar abundantemente con agua o suero fisiológico durante unos 20-30 minutos.

Exposición cutánea: bañar al animal con jabón suave de manos y aclarar a fondo. Tal vez sea necesario protegernos con guantes si desconocemos de qué sustancia se trata.

Exposición oral: lo más conveniente en estos casos es provocar el VÓMITO, si el estado del animal lo permite. Cuanto antes lo provoquemos, más efectiva será nuestra actuación. Para ello se debe realizar en las 2 primeras horas tras la ingesta del tóxico. Si la sustancia ingerida es corrosiva (lejía, por ejemplo) el vómito está contraindicado. El agua oxigenada al 3% consigue el efecto deseado. Con una cucharadita (5ml) por cada Kilogramo de peso se desencadena el vómito y si no funciona se puede repetir el procedimiento. También podemos usar carbón activado en polvo o en tabletas (1-4g/Kg.).

Actualmente, se sabe que la primera causa de intoxicaciones en gatos es por medicamentos, y esta causa es la segunda en perros. Por lo tanto, no debemos dejar a su alcance ningún tipo de medicamento y por supuesto nunca administrarles ningún producto por nuestra cuenta sin consultar con un veterinario.

4. Urgencias nutricionales

Un ejemplo muy típico es el síndrome de dilatación-torsión de estómago característico, pero no exclusivo de razas medianas y grandes, que realizan una comida al día y que desarrollan un ejercicio muy intenso después de la ingesta. De pronto observamos como se hincha el abdomen, beben agua de forma compulsiva y presentan un dolor abdominal muy marcado y exagerado. Es vital en este caso acudir a un centro veterinario, pero la prevención vuelve a ser en este caso la única forma de evitarla: darle de comer 2 o 3 veces al día y nunca realizar ejercicios intensos después de la ingesta.
No es muy común, pero a veces se presentan intoxicaciones por CHOCOLATE, debido a su elevado contenido en teobromina, que va a provocar vómitos y diarrea. Se recomienda el uso de carbón activado.
Debemos evitar radicalmente el ofrecer huesos a nuestras mascotas, sean del tamaño que sean, y por supuesto ningún alimento «extra» que desequilibre su dieta. Los huesos, una vez dentro de su organismo, éste los reconoce como un cuerpo extrañó, y desgraciadamente muchas veces la única solución es quirúrgica.
En definitiva, la mejor manera de combatir una urgencia será SIEMPRE la PREVENCIÓN. Cosas tan sencillas como pasearle atado, proteger nuestro balcón, no darles huesos y por supuesto acudir regularmente a nuestro veterinario, son medidas de prevención, con lo que el riesgo se verá disminuido en un gran porcentaje y nuestra mascota nos lo agradecerá.

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